El 11 de septiembre, el jefe del gobierno albanés, Edi Rama, nombró a una ministra generada por un sistema de inteligencia artificial. Llamada Diella (que significa sol en albanés) y dotada de un avatar vestido con trajes tradicionales, es responsable de la adjudicación de contratos públicos. El objetivo declarado es combatir la corrupción. Según el Primer Ministro albanés, » cada céntimo público se asignará de forma perfectamente transparente «.
Fuente: Génétique et Matière à réflexion
La nueva ministra de Albania, generada por inteligencia artificial, pronuncia su primer discurso ante el Parlamento
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La primera ministra nacida de la inteligencia artificial afirmó que «no está ahí para sustituir a las personas, sino para ayudarlas».
Pero » esta humanización es una estrategia política, no un avance tecnológico «, afirma Roxana Ologeanu-Taddéi, profesora de gestión digital en la Universidad de Montpellier y autora del libro Intelligence artificielle et anthropomorphisme. De l’illusion à la confusion (De la ilusión a la confusión)
«Al disfrazar a una máquina de conciencia, el poder borra sus propias responsabilidades y transforma la ilusión de objetividad y progreso en un instrumento de legitimación«, señala. Un estudio que acaba de publicarse en Nature[1] demuestra que nuestros frenos morales se debilitan aún más cuando las personas delegan tareas en la IA. Ya es «más fácil» saltarse las normas o infringirlas cuando nadie mira o cuando es otro quien lo hace.
«El antropomorfismo tiene consecuencias».
Pero «esta confusión no es insignificante«, advierte el investigador. Cuando aceptamos la idea de que un chatbot puede amar o sufrir, difuminamos la frontera entre humanos y máquinas en el imaginario colectivo». Y «el antropomorfismo tiene consecuencias «: «los verdaderos riesgos son políticos, económicos y medioambientales«.
De hecho, «la IA generativa consume enormes cantidades de energía, lo que agrava las presiones climáticas. Concentra el poder en manos de unas pocas empresas que controlan los datos, las infraestructuras y las plataformas. Está reconfigurando los mercados laborales, descualificando algunas profesiones y sobrecargando otras. Amplifica los prejuicios y la desinformación, con profundas implicaciones para la democracia » (cf. Desarrollo de la inteligencia artificial: «la salud se utiliza como pretexto»).
El riesgo de infantilización
Además, «el antropomorfismo nos infantiliza«, afirma Roxana Ologeanu-Taddéi. Porque «nos hace creer que las máquinas podrían ocuparse de nuestros problemas, compartir nuestras preocupaciones o liberarnos de nuestras responsabilidades«. «Pero a las máquinas no les importa«, señala. «No les interesa el clima, ni la desigualdad, ni la democracia. Estas cuestiones son y seguirán siendo nuestras.»
Fuentes del resumen de prensa: La Croix, Roxana Ologeanu-Taddei (16/09/2025); Ouest France, Cécile Réto (15/09/2025); Phys.org, Max Planck society (17/09/2025)
[1] Nils Köbis, Delegation to artificial intelligence can increase dishonest behaviour, Nature (2025). DOI: 10.1038/s41586-025-09505-x


