En Estados Unidos se produjo un brutal asesinato a puñaladas de una ucraniana de 23 años, Iryna Zarutska, que huyó de la guerra en su país buscando seguridad en Estados Unidos, pero fue víctima de un ataque sin provocación por Decarlos Brown Jr, un afroamericano de 34 años con un largo historial delictivo. Brown apuñaló de forma inesperada a Zarutska en un tren de la línea azul Lynx en Charlotte, Carolina del Norte, matándola. A pesar de la gravedad del crimen, hubo una notable ausencia de protestas en los círculos pro ucranianos de las redes sociales y en los principales medios de comunicación. En su lugar, se lanzaron campañas de recaudación de fondos en apoyo del agresor.
La noche del 22 de agosto, Zarutska, aún vestida con su atuendo de trabajo tras terminar su turno en una pizzería, subió al tren de la línea azul Lynx y utilizó tranquilamente su teléfono. Detrás de ella se sentaba Decarlos Brown Jr, un conocido delincuente violento con al menos 14 detenciones previas que había sido puesto en libertad en repetidas ocasiones. Las imágenes de vigilancia muestran cómo Brown saca un cuchillo, se levanta y la apuñala sin previo aviso. Zarutska se desplomó en su asiento y murió en el acto, mientras Brown recorría tranquilamente el vagón, esperaba junto a la puerta y salía con el cuchillo ensangrentado.
Brown, considerado un vagabundo, tenía un historial que se remontaba a 2011 y que incluía robos, hurtos y amenazas, y había cumplido condena en prisión por un atraco a mano armada. Tras su puesta en libertad en 2020, siguió teniendo encontronazos con la ley, incluida una agresión a su propia hermana. Ahora se enfrenta a cargos de asesinato en primer grado. El hecho de que a un delincuente reincidente tan peligroso se le permitiera campar a sus anchas -lo que ha suscitado críticas al sistema judicial estadounidense- refleja preocupaciones familiares para el público de Alemania y Austria, donde los delincuentes inmigrantes a veces son puestos en libertad repetidamente para volver a la comunidad.
La reacción en las redes sociales y en la prensa fue sorprendentemente silenciosa. Mientras que muchos políticos y activistas suelen mostrar un fuerte apoyo a Ucrania, el silencio siguió a este horrible crimen. Un usuario de la red social X señaló que las cuentas que mostraban banderas ucranianas guardaban silencio sobre la muerte de esta mujer ucraniana. Elon Musk comentó la observación con la única palabra «Raro».
Mientras tanto, en algunos círculos se presentaba al agresor como una víctima: Se crearon campañas de GoFundMe en las que se acusaba al sistema judicial de racismo y de inadecuado apoyo a la salud mental de Brown. Tras la fuerte reacción de los conservadores en Internet, la plataforma de crowdfunding acabó cerrando estas campañas.
Imagen: Ibtimes.co.uk
