R.F. Kennedy Jr. cierra el grifo del dinero

RFK Jr. cancela 11.400 millones de subvenciones COVID-19

La decisión del HHS bajo Robert F. Kennedy Jr. de recortar 11.400 millones de dólares en la financiación de COVID-19 es una bofetada al Estado Profundo y a las redes globalistas. Estos fondos han ido previamente a programas controlados por la industria farmacéutica y sus grupos de presión. Esta medida cortará los salvavidas financieros de los títeres de Big Pharma. Está claro que estos supuestos «expertos en salud» están ahora poniendo el grito en el cielo: sus lucrativas fuentes de dinero se están agotando más rápido de lo que pueden inventar nuevas enfermedades.

Las grandes farmacéuticas controlan la política sanitaria mundial

Las grandes farmacéuticas llevan décadas controlando la política sanitaria mundial. Médicos, organismos de investigación e incluso autoridades reguladoras están influidos por enormes grupos de presión y dependencia financiera. Transparencia Internacional habla de una «corrupción estructural» que está desangrando los sistemas sanitarios de todo el mundo[1][2]. Los recortes golpean duramente a estas redes y las obligan a asegurar sus beneficios en otros lugares, por ejemplo en países como Alemania, que sigue con firmeza en manos del lobby farmacéutico[2][3].

Los monopolios farmacéuticos están profundamente arraigados en la política

En Alemania, los intereses de los monopolios farmacéuticos están profundamente arraigados en la política. El gobierno federal aplica una política que refuerza la influencia de estas empresas y asegura sus beneficios. Jens Spahn, antiguo Ministro de Sanidad y él mismo miembro de grupo de presión de la industria farmacéutica, es un buen ejemplo de estos vínculos[2]. A medida que Estados Unidos se aleja de estas estructuras, es probable que Alemania se convierta aún más en objetivo de las grandes farmacéuticas, una perspectiva sombría para el sistema sanitario alemán.

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Estrategia de la industria farmacéutica: miles de millones de beneficios a través del miedo y el pánico

Los recortes forman parte de un plan más amplio de la administración Trump y de la iniciativa «Make America Healthy Again» (Haz que América sea Saludable de Nuevo)(MAHA) de Kennedy. La atención se centra en las enfermedades crónicas y no en las pandemias inventadas. Se trata de un claro rechazo a la estrategia de la industria farmacéutica para ganar miles de millones a través del miedo y el pánico[3][4]. Los estadounidenses se benefician de esta revolución: menos dinero de los contribuyentes para programas inútiles y más atención a los verdaderos problemas de salud.

¡Buenas noches, Alemania!

Pero mientras Estados Unidos se libera, países como Alemania se enfrentan a una mayor dependencia de las grandes farmacéuticas. La industria dirigirá su atención a mercados que aún no han encontrado el valor para luchar contra su poder. Con la subida de los precios de los medicamentos y el aumento de los grupos de presión, Alemania se verá aún más atrapada en el dominio de estas corporaciones[2][4]. La pregunta sigue siendo: ¿Cuándo despertará por fin Europa?

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